Historia de un joven incrédulo


Por Lenin Corrales

 

Hace un año y medio hubo un joven que no definía su creencia religiosa, él era un joven como cualquier otro que le gustaba jugar baloncesto, mirar televisión, dormir, salir con sus amigos y amigas cuando el tiempo se lo permitía. Un día domingo de Ramos, debía ir a la Iglesia. Pues bien el joven estudiante rezongando fue a la Iglesia, y una vez ahí confuso miró mucha gente, miró los rostros de la gente y habían mujeres, hombres y niños de clases muy variadas; sin embargo todos seguían la voz del párroco.

 

Aburrido él de lo que pasaba porque no lo entendía, escuchó que el párroco dijo: "Hermanos démonos fraternalmente la paz", él lógicamente para sí pensó en darles la mano únicamente a sus familiares, pero le sorprendieron todos a su alrededor al extenderle la mano mientras cantaban, el joven accedió a darles la mano rápidamente; este acto le hizo sentir muy bien porque él era muy idealista. Este sentimiento no se le había presentado en mucho tiempo.

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Fue ganando interés por la celebración y comenzó a prestarle atención, miró en frente al párroco, a los ministrantes, a unos jóvenes vestidos de blanco que no sabía quienes eran, otros jóvenes a la derecha del párroco que cantaban fuerte y que parecían felices entre ellos. Eso le pareció muy singular, cada vez puso más atención a todo lo que pasaba y llego el momento en que terminaba la celebración, entonces el padre dio algunas indicaciones que no entendió pero seguidamente invitó a todos los jóvenes a que fueran parte del grupo juvenil cristiano. Por un momento se puso a pensar en ello, rápidamente desecho la idea.

Al día siguiente comenzó nuevamente una semana de actividades académicas que esta vez eran irregulares por la fecha pero él se había quedado con la inquietud de la invitación del padre, cada vez que pensaba en ello, desechaba el pensamiento por considerarlo una pérdida de tiempo, el último día normal de actividades, repentinamente su profesor de inglés, les pregunto si alguien no creía en Dios, nadie contestó; y él siguió su clase de inglés técnico con un diálogo sobre la evolución de las especies. Pero esa pregunta le hizo pensar nuevamente y tal vez eso le decidió a pertenecer a dicho grupo.

 

La decisión estaba tomada, al día siguiente fue a la Iglesia pensando en que sino le gustaba lo que iba a encontrar simplemente se retiraría, entró en ella y se encontró con el sacerdote; le expresó su interés por ser parte del grupo juvenil y este lo guió hacia donde justamente se estaban reuniendo, nuevamente a ellos expreso sus intenciones y le pidieron que se sentara, escuchó lo que decían y los planes que hacían, le hicieron rápidamente parte de esos planes y así comenzó una nueva faceta de ese joven, desde ese momento cada reunión y en cada curso, se le entregaba algo que no sabía que era pero le gustaba sin ninguna duda, luego comenzó a asistir a las misas de los días sábados después de las reuniones y entonces más rápidamente iba pasando algo en él.

 

Hasta que un año y medio después luego de que él creció en conocimientos científicos por su condición de estudiante y también en espiritualidad, saco una conclusión interesante:

Cómo es que por casualidad hubiera sido posible todo este equilibrio y simbiosis, que si el universo tiende al desorden como puede ser que eso mismo mantenga un estado de equilibrio, que se pueda crear sistemas ideales y que los hechos naturales se ajusten a las leyes tanto que permitan predecir, situaciones reales.

Entonces debe haber una inteligencia de por medio y esa única ley universal que rige todos los sistemas y que buscan los científicos, ahora está seguro que todo eso es Dios.

Aquel joven anterior pensaba que la religión era una especie de debilidad pero ahora es mucho más fuerte que antes, pensaba que era una pérdida de tiempo pero ha hecho mucho por si mismo y su familia.